lunes, 24 de octubre de 2011

Variable de Intensidad Moral

En el caso de Cabot Corporation se aplica más de una variable de intensidad moral, sin embargo, analizaremos una: Consenso Social.

Es el grado en que la gente está de acuerdo sobre la ética del problema o acción. La intensidad moral se incrementa cuando pensamos que un acto será condonado por los otros, depende mucho en cuán involucrado esté el individuo con el problema ético, para que este pueda tomar una decisión. Quiere decir que, el comportamiento ético de un individuo frente a una determinada situación está directamente relacionado con el grado de importancia que se le dé a la misma. Entre los factores que afectan esta decisión ética está el de Consenso social. 

El conceso social, se refiere a que el accionar ético de los individuos se ve influenciado por factores externos. Muchas de las veces terminamos aceptando algo que sabiendo que está mal. Quiere decir que, nuestras decisiones éticas son vulnerables en cuanto existan factores que puedan influenciar una acción que vaya en contra de nuestro comportamiento moral.

Dick Cheney
Dick Cheney, ex vicepresidente de los Estados Unidos y director de Cabot Corporation, intentó engañar a la comunidad internacional introduciendo Coltán congoleño en Brasil y vendiéndolo como producto carioca, con la intención de bajar el precio y beneficiarse del dumping comercial (vender por debajo de los costes de producción con la intención de hundir a la competencia y monopolizar el mercado). ¿Será que ni siquiera siente vergüenza por lo que hace?, ¿No toma en cuenta la opinión de los demás? O ¿Es consciente del daño que pueda causar? Una de dos, o no sabe o sus opiniones y acciones se están siendo vulneradas.

Las prácticas fraudulentas en los mercados internacionales, la compra de Coltán a señores de la guerra que imponen el terror con la ley del machete, las condiciones infrahumanas en las que trabajan niños y mayores son prácticas habituales en la República Democrática del Congo, mientras los países ricos esperan que llegue el “oro gris” para seguir desarrollando un modelo de crecimiento insostenible.

En un rincón del puerto de Bukavu, cabeza de distrito del Kivu Sur, una anciana está de cuclillas al lado de los sacos de harina de mandioca que vino a vender a los pescadores locales. A poca distancia de ella, pasan algunos hombres que embarcan hacia la isla de Idje, perdida en medio del lago. Dirección: las minas de coltán del islote. “No vayáis allí. El coltán es la muerte”, les murmura, inaudible la anciana. Sabe de lo que habla. Dos de sus hijos han dado su vida al coltán. Uno de agotamiento en 2001, el otro de enfermedad, el año pasado, en las minas de Shabunda, una pequeña ciudad al Sur de Bukavu.

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